Guía práctica para familias. Acompañando a los niños en experiencias médicas difíciles

Trauma Médico y EMDR
“Para algunas personas los llamados sucesos traumáticos son sólo hechos. Y para otras personas, son eventos amenazantes que ponen en peligro la vida, y sus cuerpos responden como si se fueran a morir. Es la respuesta y no el evento traumático lo que es crucial”. – Stephen Porges
El estrés traumático médico se refiere a las respuestas emocionales y fisiológicas intensas que pueden surgir ante un diagnóstico, frente al dolor, en enfermedades agudas o crónicas, o durante procedimientos médicos, ya sean invasivos o no. Cuando estas experiencias se perciben como amenazantes o desbordantes, pueden superar la capacidad de afrontamiento del niño o adulto y dar lugar a síntomas como ansiedad, recuerdos intrusivos, pesadillas o evitación de situaciones médicas.
Estas vivencias pueden resultar especialmente intensas y generar miedo, ansiedad, estrés, depresión o incluso síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEPT) en procesos agudos y crónicos.
Cuando la familia se siente con recursos, puede acompañar desde la calma y seguridad. Una comunicación efectiva, afectiva y respetuosa, ayuda a neutralizar el impacto traumático de estos contextos médicos, reduciendo el malestar emocional y fortaleciendo la seguridad y resiliencia tanto del menor como de todos los miembros implicados del sistema familiar.
Miedos habituales en niños y adolescentes
Los temores frente a los procedimientos médicos nos colocan en una situación de vulnerabilidad. Son frecuentes tanto en niños como en adultos y no deben interpretarse como un signo de debilidad, sino como una respuesta emocional natural que necesita ser validada y atendida.
El miedo:
- A las agujas o al dolor: este es uno de los miedos más habituales. Cuando no se maneja adecuadamente y la experiencia se repite, puede convertirse en una vivencia traumática que condicione futuras situaciones similares.
- A la separación de la familia: la hospitalización genera gran angustia si no se permite la presencia de los cuidadores. Es esencial explicar al niño que cualquier separación será temporal, que estará bien cuidado y que los padres estarán esperándole fuera si no pueden acompañarle dentro.
- A lo desconocido: cuando la información no se transmite de forma clara ni en un lenguaje adaptado a la edad, la ansiedad del niño tiende a aumentar.
- A no recuperarse: este miedo aparece con más frecuencia en adolescentes, quienes suelen reflexionar acerca del impacto de la enfermedad en su vida diaria y como esta les podría cambiar su vida, también alejándolos de sus iguales.
✨ Validar los miedos ayuda a comprender que lo que se siente es natural. Es importante recordarle que estará acompañado, y que la presencia de los padres será posible siempre que la situación lo permita, esto fortalece su seguridad interna.
Cómo acompañar
“La resiliencia no nace en soledad: es el vínculo con quienes nos rodean lo que permite transformar el dolor en fuerza. El apoyo de la familia es el primer sostén para volver a ponerse en pie.” – Boris Cyrulnik
Los niños necesitan sentir seguridad y afecto de sus cuidadores principales.
Ocultar información sobre la enfermedad, o no hacerlos partícipes de lo que ocurre, no suele ser buena opción (y es algo muy común). A veces son nuestros miedos y no los suyos, los que se interponen para expresar lo que está sucediendo, creando mayor malestar e incertidumbre en el ambiente. Siempre podemos pedir ayuda a un especialista si sentimos dificultad para enfocarlo.
Lo que ayuda
- Usar un lenguaje sencillo y honesto: explicar qué ocurrirá con palabras comprensibles y adaptadas a su edad, apoyándose en recursos como ilustraciones, cuentos o muñecos.
- Nombrar las emociones: decir frases como “es normal que tengas miedo, pero yo estaré aquí contigo para superarlo” ayuda a validar el miedo, a ofrecer soporte y a reforzar el sentido de pertenencia y seguridad dentro de la familia.
- Mostrar calma: el tono de voz, los abrazos, los besos, las caricias y la serenidad de los adultos transmiten confianza y ayudan a regular el estrés emocional del menor.
- Usar recursos lúdicos: cuentos, dibujos, muñecos o juegos de “hospital” facilitan la comprensión y la expresión emocional.
Cómo ayudar
- Escucha activa: interesarse de manera genuina sin interrogar ni invalidar.
- Preguntas abiertas: en lugar de “¿estás bien?”, probar con “¿cómo te sientes?”. Si en algún momento te apetece compartirlo estoy aquí para ti.
- Compartir emociones propias con equilibrio: mostrar que los adultos también sienten preocupación normaliza la expresión emocional.
- Respetar silencios: a veces los adolescentes necesitan tiempo antes de hablar.
- En adolescentes es importante facilitar la comunicación y su expresión emocional. Los miedos suelen ser distintos y su momento evolutivo a veces les puede encerrar en su soledad con todos sus miedos.
- Hablar de miedos, dolor o incertidumbre puede ser difícil a veces. No siempre pueden ser expresados de manera directa, pero eso no significa que no los sientan. Los padres pueden abrir la puerta al diálogo mostrando disponibilidad y afecto sin presionar.
✨ Cuando los padres escuchamos con amor, paciencia y sin juzgar, nuestros hijos aprenden que pueden expresar lo que sienten sin miedo, lo que refuerza la confianza y el vínculo familiar.
Lo que conviene evitar
- Utilizar frases como “no pasa nada” o “no duele” si no es cierto.
- Minimizar el miedo con expresiones como “no seas exagerado” o “eres un quejica”. Es importante evitar etiquetas: el miedo es una emoción adaptativa y protectora, que cumple una función como todas las demás, no nos convertimos ni en quejicas, ni miedosos por sentir miedo o cualquier otra emoción desagradable.
- Ocultar información: lo que no se habla suele imaginarse e inventarse, y en la imaginación los miedos pueden crecer mucho más grandes y dolorosos de lo que en realidad son, además de ser vividos en soledad.
✨ La serenidad de los padres funciona como un ancla emocional para el menor. Prepararlo con amor y seguridad es ofrecerle recursos internos para sentirse capaz.
Psicoprofilaxis en niños y adolescentes
La psicoprofilaxis médica en psicología sanitaria consiste en la preparación emocional antes y después de un procedimiento médico.
Incluye:
- Explicaciones claras y adaptadas a la edad y comprensión del niño.
- Técnicas de regulación como la respiración profunda, respiración en estrella, la relajación, el mindfulness, el abrazo de mariposa o el lugar seguro (recursos de EMDR).
- La implicación activa de la familia, fortalece al sistema familiar y la sensación de que “juntos podemos superarlo”
Beneficios:
- Disminuye la ansiedad.
- Facilita la colaboración en pruebas y cirugías.
- Favorece una recuperación más rápida y una mejor adherencia al tratamiento.
- Reduce el riesgo de que la experiencia médica se transforme en un trauma.
✨ Preparar no significa preocupar, sino ofrecer a tu hijo herramientas para sentirse más seguro y fuerte, siempre con un lenguaje adaptado a su edad.
Evidencia: Estudios recientes han mostrado que la preparación emocional antes y después de los procedimientos médicos disminuye la ansiedad anticipatoria y favorece la recuperación (Fortier et al., 2015).
EMDR en población pediátrica
Cuando una experiencia médica deja una huella difícil de superar, la terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) puede ser de gran ayuda.
- Permite reprocesar recuerdos dolorosos y reducir su impacto emocional.
- Refuerza la seguridad y la confianza en el cuerpo.
- Utiliza recursos accesibles como el abrazo de mariposa o el lugar seguro, fáciles de aplicar en niños y adolescentes.
- La evidencia científica muestra que incluso los protocolos breves pueden reducir significativamente los síntomas postraumáticos en población pediátrica.
✨ Pedir ayuda profesional no es un signo de debilidad, sino un acto de responsabilidad, cuidado y protección tanto para tu hijo como para ti.
Evidencia
- EMDR ha demostrado eficacia en niños con trauma médico y procedimientos invasivos (de Roos et al., 2024).
- Ensayos clínicos confirman que intervenciones breves con EMDR reducen los síntomas de TEPT en padres y familias ante enfermedades graves (Conijn et al., 2022).
- Una revisión sistemática respalda su eficacia en el abordaje del trauma médico (Valiente-García et al., 2021).
Para las familias: recordatorios importantes
- Validar, no minimizar: escuchar y atender las emociones de los niños les ayuda a sentirse queridos, comprendidos y acompañados.
- No etiquetar: sentir miedo no convierte a un niño en “miedoso”. Expresar lo que siente en todo caso, lo convierte en “valiente” y fortalece su capacidad de afrontamiento.
- Cuidar también de ti: el autocuidado de los padres es parte de la seguridad del niño. Buscar apoyo en tu red cercana de amigos o en un profesional cualificado puede ser clave.
- Celebrar logros pequeños: cada paso superado, una vacuna, una revisión, la expresión de un miedo, merece reconocimiento. La expresión con afecto y cariño fortalece la autoestima, el apego y el vínculo familiar en momentos de vulnerabilidad y sensación de inseguridad.
- Pedir ayuda experta: la psicoterapia especializada en trauma y EMDR puede marcar una gran diferencia si los síntomas persisten.
Conclusión
Aunque no todos los niños desarrollan trauma después de una experiencia médica, estos momentos sí requieren de acompañamiento cercano y seguro por parte de los cuidadores principales y a veces de psicólogos expertos en la materia. El apoyo de los padres es siempre la mejor medicina emocional: sentirse cerca, disponibles y confiables es para los niños como una dosis extra de vitaminas que refuerza su capacidad de afrontamiento y amortigua el estrés.
La expresión emocional tanto de los niños como de los adultos puede ayudar a dar sentido a la experiencia y a no cargar con ella en soledad.
Es importante recordar que no se trata de hacerlo “perfecto” ni de evitarle todas las dificultades, sino de estar presentes de la mejor manera posible adaptada a vuestras posibilidades, sin juicios, con una mirada compasiva y amorosa hacia uno mismo, para hacer lo mejor que sabemos con los recursos que tenemos en el momento presente. Nuestros hijos no necesitan padres perfectos, sólo padres responsables y afectivamente presentes, y tú sin duda eres su mejor opción.
“Si bien el trauma puede dejar una huella profunda, también tenemos la capacidad de transformarlo: el cuerpo, la mente y las relaciones cercanas pueden convertirse en fuentes de sanación.” – Bessel van der Kolk
Referencias
- Conijn, T., Hendriks, L., & van der Heiden, C. (2022). Effectiveness of time-limited eye movement desensitization and reprocessing therapy for parents of children with a rare progressive life-limiting illness: A randomized clinical trial. Orphanet Journal of Rare Diseases, 17(1), 318. https://doi.org/10.1186/s13023-022-02500-9
- de Roos, C., et al. (2024). Preliminary efficacy of six sessions of EMDR for paediatric PTSD and comorbidity. European Journal of Psychotraumatology, 15(1), 2447654. https://doi.org/10.1080/20008066.2024.2447654
- Fortier, M. A., Del Rosario, A. M., Martin, S. R., & Kain, Z. N. (2015). Perioperative anxiety in children. Paediatric Anaesthesia, 25(3), 239–245. https://doi.org/10.1111/pan.12535
- Valiente-García, A., Olivares-Olivares, P. J., & Botella, C. (2021). EMDR therapy for medical-related trauma: A review of the literature. Frontiers in Psychology, 12, 654015. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.654015