Terapia de pareja

Para establecer contacto se necesitan dos personas a la vez y tres partes. En primer lugar, las personas tienen que estar en contacto consigo mismas, y a la vez, estar en contacto con la otra persona. Establecer contacto no es un juego que consiste en ganar una partida y ser feliz para siempre, sino es un medio para compartir honestamente y con responsabilidad temas y preocupaciones humanas. Es una forma de mantener la integridad, de mantener sana nuestra autoestima y, a largo plazo, fortalecer las relaciones con nosotros mismos y con los demás.
Las relaciones de pareja pueden ser una experiencia enriquecedora y muy nutritiva, que pueden aportarnos semillas fértiles de seguridad y desarrollo individual, siempre y cuando los pilares básicos que están a la base, tanto de forma individual como los que definen la pareja, estén bien arraigados, en cambio, pueden ser una fuente de sufrimiento y dolor para sus miembros cuando piezas clave como los límites, la confianza, la comunicación, el respeto mutuo, el cuidado o la intimidad, etc. no se sienten, no se perciben o no existen, convirtiéndose los contactos que se establecen en ocasiones, en guerras de poder, en las que tener razón puede terminar siendo casi más importante que la persona que tenemos delante, o escenarios de fríos silencios eternos, en los que los dos miembros, se sienten solos y abandonados estando en la misma habitación, generando frustración o impotencia en la experiencia de contacto con el otro.
En las dinámicas de pareja, en ocasiones, el paso del tiempo, los roles, las crisis evolutivas, el estrés, el agotamiento, las relaciones en familia, las enfermedades, pueden generar desencuentros que, si se mantienen el tiempo, motivan conductas destructivas tanto a nivel personal como del “sistema pareja”, motivando la ruptura de esta.
El trabajo de pareja en consulta se basa en una honesta y responsable co-creación de los miembros que la componen junto al terapeuta que acompaña, requiere de una mirada atenta y respetuosa, que acoja al “sistema pareja” ayudándoles por un lado a observar esos aspectos a reforzar, como por otro a valorar sus fortalezas como puente de poder que les ayude a impulsar sus objetivos. Observar el vínculo establecido en pareja, entenderlo, abrazarlo y aceptarlo, pueden ser las bases para poder cambiar (o no) aquello que no nos gusta y no nos hace bien, acercándonos a sentir un “propósito” en común basado en el amor honesto y respetuoso, que sume a ambas partes de forma individual y al propio "sistema pareja". Motivando así el desarrollo de los componentes del amor, según Sternberg:
La Intimidad, que incluye aquellos sentimientos dentro de la relación que promueven el acercamiento, el vínculo, la conexión con el otr@, el respeto, entendimiento, y la promoción del bienestar de la pareja.
Pasión, en la que se vería la expresión de deseos y necesidades como: necesidad de entrega, pertenencia, deseo, amor romántico, satisfacción sexual, etc.
Compromiso, que vendría a ser el grado en el que una persona está dispuesta a adaptarse al cambio de estar con el otro y hacerse cargo de su parte en la relación con el otr@. En una primera etapa con la decisión de amar a la otra persona y en una segunda con la decisión de mantener vivo cuidando ese amor. Cuidar de estos componentes del amor, facilita el contacto genuino y consciente con el ser elegido, haciendo de este baile de co-creación un espacio de crecimiento, desarrollo y amor mutuo.
Quiero amarte sin aferrarme,
apreciarte sin juzgarte,
unirme a ti sin invadirte,
invitarte sin exigirte,
dejarte sin sentirme culpable,
criticarte sin hacer que te sientas culpable,
y ayudarte sin ofenderte.
Si puedo obtener de ti el mismo trato,
podremos conocernos verdaderamente
y enriquecernos mutuamente.
-Virginia Satir-